Después del desayuno, ya esperaban los monitores de
Areva
para iniciar la marcha y
posterior rapel.
La marcha comenzaba con el reparto de picnics y
material necesario
para la actividad (arneses, cuerdas y cascos). Con las
mochilas "a tope" se inicia una marcha de seis kilómetros (de ida)
por La Granja de San Ildefonso hasta el punto estipulado para el rapel.
Una vez allí, bajo las órdenes de los monitores todos los expedicionarios
pudieron disfrutar de la apasionante sensación de descender de una roca
de aproximadamente unos 15 metros.
Pena que llegó la lluvia, situación que nos obligó a dejar la actividad
e iniciar el descenso y camino de vuelta hacia el albergue.
Durante la vuelta la lluvia se incrementa y el sonido de los truenos y la
intensa lluvia obliga a parar el grupo (suerte que había unos
soportales para protegernos). Tras esperar a que la tormenta frenase en su fuerza,
el grupo consigue llegar al albergue, eso si.... chorreando de agua.
Ya en el albergue y ya secos, todo el grupo merienda y descansa tras una
larga, intensa pero extraordinaria jornada de montaña.
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